-Escrito por Gaye Burpee basado en investigaciones doctoradas sobre cultivos de cobertura y suelos degradados en la República Dominicana y en colaboración con el Dr. Kofi Boa[1] y Ing. Rolando Bunch–
Los cultivos de cobertura son uno de los tres componentes esenciales de la Agricultura de Conservación. Protegen la capa fértil del suelo de la fuerza del viento y la lluvia, controlan la maleza, añaden gran cantidad de materia orgánica y restauran los nutrientes del suelo. La materia orgánica que agregan los cultivos de cobertura es muy valiosa para un mejor crecimiento de las raíces, la infiltración del agua, la retención del agua en períodos secos y el drenaje de aguas tras las tormentas.
Con sólo una inversión modesta, los cultivos de cobertura aumentan el rendimiento de los cultivos cercanos, a menudo duplicando o triplicando los rendimientos en el plazo de un año o dos. Los agricultores podrían utilizar fertilizantes químicos para aumentar estos rendimientos; sin embargo, son costosos. Además, con suelos gravemente degradados, el fertilizante podría no ser rentable para las zonas propensas a la sequía; puesto que el agricultor podría no obtener una cosecha a cambio. Por otro lado, muchos cultivos de cobertura producen semillas incluso en un período de sequía y dejan caer la semilla al suelo para las lluvias de la próxima temporada. Otros cultivos de cobertura pueden morir en la superficie, pero el sistema de raíces se mantiene latente hasta las lluvias siguientes, proporcionando plantas resilientes soportadas por un sólido crecimiento subterráneo.
La pequeña agricultura centroamericana tiende a cultivar laderas degradadas. Se enfrenta a sequías más frecuentes hoy que en el pasado, especialmente la agricultura que se desarrolla en el Corredor Seco. El suelo degradado proporciona a las plantas poco o ningún recurso para resistir la sequía. Aunque puedan utilizar abono para reemplazar los nutrientes extraídos por los cultivos, la cantidad que usualmente utilizan no es suficiente para mantener la fertilidad en todas sus tierras. También podrían obtener compost, pero pocos agricultores tienen suficiente material vegetal para alimentar el ganado y además producir compost. Los cultivos de cobertura y el abono verde, los cultivos de cobertura leguminosos que aportan nitrógeno esencial al suelo, representan una de las opciones más viables y sostenibles para los pequeños agricultores. Representan el futuro de la agricultura. Al combinar los cultivos de cobertura con el esquema de fertilización 4R (considerando las fuentes, dosis, momento y lugar adecuado de fertilización), los agricultores pueden iniciar y acelerar el ciclo de restauración del suelo que promueve ASA, al tiempo que aumentan la producción de los cultivos, la materia orgánica para la salud del suelo y la resiliencia de la planta.
[1] Director del Centro Zero Labranza de Ghana