-Te invitamos a consultar nuestra publicación–
Para alimentar a una población creciente y con mayores requerimientos dietéticos, será necesario un incremento general de la producción de biomasa. Sin embargo, un incremento en la producción de biomasa supondrá a su vez más agua, ya que existe una relación directa bien definida entre la producción de biomasa vegetal (hojas, tallos, raíces, granos) y la evapotranspiración (Tanner y Sinclair, 1983; Steduto y Albrizio, 2005). La evapotranspiración requerida para la producción de biomasa podría incrementarse entre 60% y 90% para el 2050. Pero cubrir esta necesidad extrayendo agua de los sistemas de agua naturales no parece sostenible, debido a que la extracción de agua agrícola de sistemas naturales ya representa en la actualidad aproximadamente el 70% del uso humano. La extracción de agua adicional para fines agrícolas pondría a prueba los ecosistemas tanto terrestres como acuáticos e intensificaría la competencia por recursos hídricos. Por ello, la mejora en la productividad del agua es una respuesta crítica para evitar la creciente escasez, para mantener suficiente agua que sustente los ecosistemas y para satisfacer la creciente demanda de ciudades e industrias. Mejorar la productividad de los recursos hídricos permitirá reducir la necesidad de aumentar los recursos hídricos, así como de tierra (Molden y Oweis, 2007). (Leer más)