-Te invitamos a consultar nuestra publicación-
Durante los últimos años, Centroamérica pasó a ser una de las regiones más vulnerables a la variabilidad y al cambio climático, tanto por su ubicación geográfica, como por los severos niveles de degradación de los recursos naturales, particularmente suelos y bosques. Los eventos climáticos extremos -sequías e inundaciones- ocurren con mayor frecuencia e intensidad, generando impactos considerables en la producción agropecuaria en general, y en la seguridad alimentaria en particular; especialmente en el denominado Corredor Seco Centroamericano. Estos problemas se vuelven críticos en la vertiente del Pacífico, donde se concentran los principales núcleos de población y los centros económicos más relevantes de la región.
Este contexto plantea fuertes y complejos desafíos, frente a los cuales se requieren abordajes y marcos estratégicos capaces de integrarlos, con marcos de gestión del desarrollo a escalas significativas, que de manera simultánea apoyen: la producción agropecuaria y la seguridad alimentaria; la generación de ingresos y el fortalecimiento de medios de vida locales; el manejo del agua; la conservación de suelos y la restauración de áreas degradadas, entre otros. Asimismo, dichos abordajes deben responder a la complejidad de las dinámicas socio-económicas y de las estructuras institucionales, que inciden en las condiciones de manejo de los recursos naturales y en su gobernanza a distintas escalas. (leer más)