Hay que revalorizar el papel de las comunidades rurales

Hay que revalorizar el papel de las comunidades rurales

Foto Cáritas Santa Ana, El Salvador

-Entrevista con Nelson Cuellar, de la Fundación Prisma- PRISMA, el socio con el que Raíces Ahuachapán está implementando en El Salvador, reconoce que su apuesta política es la revalorización de las comunidades rurales. Ya tuvimos la ocasión de conocer cuál era su visión de este programa de Raíces en un artículo anterior publicado en este blog. Hoy queremos detenernos en un aspecto que ya nos mencionaron en aquel, pero que nos pareció importante destacar. Se trata de la revalorización de las comunidades rurales. Veamos qué quieren decir con ello y como esta “apuesta política” contribuye a nuestra visión compartida, e incluso, a nuestra teoría de cambio. Damos la palabra a Nelson Cuellar:

Revalorizar las comunidades rurales es nuestra apuesta política

Para ser explícito diré que PRISMA tiene una apuesta política, un proyecto político. Esta apuesta pasa por el papel de las comunidades rurales, aportando en un proceso donde se reconocen y se revalorizan. Me refiero, al papel de las comunidades rurales no sólo en términos de sus esfuerzos productivos y de organización social.

PRISMA desde hace mucho tiempo, prácticamente desde sus orígenes, insiste en que son las comunidades las que pueden lograr, en una buena medida, la sostenibilidad, entendida la sostenibilidad no sólo en términos ambientales. Y esto aplica para todo el trabajo que ha venido haciendo PRISMA. Lo hemos comprobado, trabajemos en zonas de bosque, en Honduras, en Guatemala, en Panamá, en zonas de Agricultura, en El Salvador, o donde sea.

Ese es un eje fundamental para nosotros. El proyecto Raíces tiene la virtud de compartir esa visión. Para todos nosotros, lograr la restauración requiere que se ponga en relevancia el importante papel de los productores y, en una forma más amplia, de las agriculturas familiares. A pesar de que estas agriculturas familiares no necesariamente inviertan su tiempo completo en agricultura.

Esta es una idea fuerza: un camino, un sendero, una ruta para poner en la mesa de la negociación. Queremos decir, que es una apuesta que habría que elevar al nivel de las principales decisiones que se toman en distintas escalas.

Las comunidades rurales son fundamentales para el desarrollo del país, sobre todo ante el cambio climático

Esta visión tiene que ver con cómo se “abre la mirada” a entender que las familias productoras no sólo están aportando materias primas o alimentos; sino que tienen un papel fundamental, que es también un papel ambiental y un papel social. Son fundamentales para el desarrollo del país; ya sea que se trate de comunidades campesinas, o de pueblos indígenas, o de comunidades forestales. Es un principio que nosotros hemos encontrado que aplica en todos los ámbitos donde trabajamos.

Nosotros llevamos más de veinte años trabajando y siempre hemos encontrado este principio, pero en los días que corren, frente a la crisis climática, aún cobra más sentido. Se hace más obvio. El cambio climático ha desvelado todavía más la gran importancia del papel que juegan estas comunidades rurales. Su vínculo con el manejo de los recursos y su degradación es más directo todavía. Su vínculo con la agricultura, o con el bosque, es inmediato. Lo que ellos hacen o no hacen cambia totalmente el panorama.

Es posible revertir los procesos de degradación

Hay una serie de experiencias exitosas que demuestran que es posible revertir los procesos de mal uso, de mal manejo o degradación. Sí, hay oportunidades y es lo que busca este proyecto. Por eso, y por muchas cosas más, nos tiene encantados y enamorados esta propuesta.

Por último, estamos conscientes de que estos no son procesos de corto plazo, ni de mediano plazo.  Entonces, que este proyecto tenga un periodo de doce años todavía nos convence más.

Habrá que tejer con otros y construir una plataforma multiactores

Yo creo que esto no va a ser una tarea fácil. Hay experiencias super lindas, como esta cooperativa del Jícaro. Pero cómo tejer este proyecto con otros, a distintos niveles, y conscientes de que aquí también hay una herencia de intereses, de poder, muy distintos. Conscientes de que la agricultura familiar, por ejemplo, tiene unos intereses diferentes a los cañeros, por ejemplo. Todo esto hace que el proyecto sea un reto más grande.

 

Este tipo de procesos tienen que hacerse con distintos actores y toma tiempo. No se resuelve en un taller, convocando a unos cuantos representantes, con poca gente. Se hace de forma continua. Se construye una plataforma para discutir, y se institucionaliza esto, y se cambian las dinámicas. Porque entonces se decide qué queremos, y se decide entre todos si lo que queremos son 15 000 ha restauradas. Éste va a ser el gran reto.

Estamos todos convencidos de que la restauración es el camino y cómo lo podemos hacer en la práctica estamos todavía definiéndolo, construyéndolo y generando nuestras apuestas. Hay que cometer errores y reflejar estos errores, definir con quién quieres trabajar y construir plataformas multiactores, pero hay que construirla en el tiempo.