-Escrito por José Cristóbal Escobar Betancourt, Coordinador ASA y Blain Cerney,Head of Programming I, El Salvador- Los resultados y evidencias que venimos recolectando en los cinco países en los que implementamos ASA demuestran que las prácticas para el manejo de suelo y agua aumentan la productividad y logran una mayor resiliencia frente a la variabilidad climática. En los últimos años, nuestra región ha sufrido el azote de eventos extremos, especialmente sequías, que no solamente vienen mermando la rentabilidad de los cultivos, sino que amenazan gravemente la seguridad alimentaria de muchas familias. En estas situaciones, la ayuda humanitaria es necesaria; pero sabemos que no representa una solución sostenible ante la alta vulnerabilidad de los sistemas de producción que manejan las familias. Esta es la razón por la que nos vamos planteando actuaciones que atiendan la emergencia, al tiempo que logran un impacto más sostenible, al abordar las causas del por qué sus cultivos son tan vulnerables y las medidas para reducirla, a través de un manejo mejorado con el uso de prácticas de Agricultura Suelo y Agua (ASA).
En El Salvador, por ejemplo, hemos tenido la oportunidad de implementar este año acciones de ayuda humanitaria frente a emergencias provocadas por la variabilidad climática. Para responder a la emergencia, se transfirieron fondos en efectivo para determinadas familias afectadas por la emergencia. Sin embargo, con la intención de lograr una mayor resiliencia de las familias y fomentar su adaptación a la variabilidad climática; la recepción de estos fondos de ayuda humanitaria se acompañó de acciones más orientadas al mediano y largo plazo. Concretamente, las familias recibieron capacitación financiera, nutricional y agronómica para fortalecer las habilidades administrativas, agrícolas y nutricionales que acompañan la seguridad alimentaria de las poblaciones más vulnerables.
En lo que respecta al manejo agronómico, CRS transfirió conocimientos y aprendizajes del enfoque ASA promoviendo y capacitando a las familias afectadas en prácticas para el manejo de suelo y agua, que desarrollan la resiliencia frente a eventos extremos de sequías e inundaciones. José Cristóbal Escobar Betancourt nos comenta una de estas capacitaciones:
Del 19 al 21 de noviembre se realizó un taller de capacitación sobre las prácticas ASA para la adaptación al cambio climático y gestión de la sequía, en el cantón Upatoro del municipio de Chalatenango. La capacitación fue impartida en el marco del proyecto de Fortalecimiento de la resiliencia en el occidente, que atendió a familias que fueron impactadas por la sequía y en riesgo de inseguridad alimentaria. En la capacitación participaron 26 promotores comunitarios en las áreas de intervención de Caritas (Diócesis de Sonsonate y Chalatenango) y 6 técnicos (2 de Sonsonate, 2 de Chalatenango y 2 de Caritas Nacional).
El taller fue diseñado para realizarse a nivel de promotores comunitarios. Se fundamentó en un proceso participativo, que permitiera analizar los contextos y sus problemas concretos para el manejo de suelo y agua en estas parcelas. Se partía del análisis de las causas para plantear un proceso de mejora que le pueda devolver la funcionalidad al suelo para capturar agua y recuperar su fertilidad. La intención es que los promotores acompañados por equipos técnicos de Cáritas puedan dar inicio a un proceso para el desarrollo de resiliencia climática en sus cultivos; compartiendo sus conocimientos adquiridos con otras familias en sus territorios. En tal sentido, la capacitación son un importante aporte, pues se trata de familias muy vulnerables que son impactadas periódicamente por eventos climáticos extremos como sequias y excesos lluviosos. La capacitación reforzó elementos básicos para reducir la vulnerabilidad en sus sistemas de producción; así como disminuir los riesgos de inseguridad alimentaria entre las familias.
Se han gestionado 6 proyectos para atender emergencias, de los cuales 5 fueron producto de los impactos de la sequía y 1 proyecto producto de los impactos de los extremos lluviosos. En las zonas de intervención se atendieron familias de 5 departamentos, 16 municipios, con un total de 3009 familias beneficiarias (Figura 1). Todos en el marco de la intervención de 5 Diócesis de Caritas El Salvador.