Tuvimos una conversación con Wilfredo Morán sobre cómo había sido su experiencia en otros programas. Me llamó la atención que Wilfredo mencionaba algo que siempre estamos conceptualizando en nuestras reuniones de equipo. Wilfredo hablaba de cuál es nuestro rol en el trabajo de campo, la credibilidad ganada a fuerza de generar confianza, los fundamentos de ofrecer acompañamiento y asesoría. Wilfredo explicaba, en definitiva, cómo otorgar al liderazgo local el protagonismo que merece y lo explicaba desde una experiencia práctica y apegada al territorio. Pero vamos a darle la palabra a Wilfredo:
Acompañando el liderazgo local
Yo pienso en el trabajo que hicimos en “Las Vueltas” (municipio de Chalatenango). Lo que hicimos es que, en ningún momento, nosotros nos pusimos al frente, en ningún momento. En el frente siempre estuvo el liderazgo local. Es decir, los que asumen.
Sin embargo, nosotros jugamos un papel como de asesoría. Participábamos con otros en la planificación, asistíamos para mirar el desempeño de las actividades y capitalizar las lecciones que había allá. Luego hacíamos la retroalimentación, el feedback, de cómo eso se podía haber hecho para que saliera mejor, qué habría que haber hecho.
Eso, me parece a mí, que es “acompañamiento”. Es aprovechar la experiencia adquirida en el funcionamiento de los espacios y tratar de ir generando las adaptaciones que se requieren, porque no necesariamente toman la misma ruta. Yo soy un convencido de que este tipo de capacidades no se desarrollan sentando a la gente y dándole un taller; sino facilitándole que tengan la vivencia para que vayan mirando en la práctica cómo funciona. A mí me parece que eso es una cosa en la que nosotros podemos compartir la experiencia: cómo acompañar estos procesos.
Generando confianza y transparencia
En aquel momento, yo estaba haciendo un trabajo bastante parecido al que Cáritas tiene que hacer ahora en Raíces. Es decir, ser la cara, la interfaz. Para ese trabajo, que es más con los pies en la tierra, es importante la aclaración de lo que va más allá de colaborar. Si la gente no te llega a ver como uno de ellos, como un amigo, como un compadre, entonces la gente no confía, tiene que llegar a quererlo a uno pues, y eso es clave. Ese es el desafío. Es una parte que permite que se sientan cómodos contigo. Cuando hay ese nivel, hay una confianza y una transparencia en la relación formal que después, en situaciones o momentos importantes, funciona.
Espacios horizontales para la deliberación colectiva
Otra de las claves del programa era que, en las asambleas, había gente muy diversa, hasta ministros había, y nadie se sentía por encima de nadie. Era un espacio horizontal para que todos tuviéramos el mismo derecho de voz y voto, sin importar que uno fuera alcalde, funcionario, cooperante o militar. Es cierto. El secreto está en estos espacios de deliberación colectiva para la gobernanza. El secreto está en que nadie se sienta menos que nadie.
Es el elemento diversidad. El elemento diversidad es importante porque así tenés, por ejemplo, la perspectiva masculina, la perspectiva femenina, la perspectiva juvenil. Y lográs también balancear los sesgos ideológicos. Lográs discutir y las miradas colectivas son siempre más ricas.
El liderazgo colectivo
Y otra cosa más: cuando el liderazgo es único y hay gente con prejuicios contra alguien, eso te puede bloquear. Pero si el líder es un grupo, puede ser que haya prejuicios en contra de uno; pero te dejan entrar con los otros. Es la ley de la diversidad, porque te permite esto y te hace más resiliente.
Es sumamente importante esto último, porque el asunto es que cuando las cosas descansan en un único líder y ese líder de repente, por alguna razón, desaparece; se trunca tu proceso. Entonces la idea es que ese proceso se va desarrollando también con liderazgo colectivo. Por eso que nosotros teníamos lo que se llamaba un grupo coordinador. No teníamos directiva, lo que había eran grupos voluntarios: un grupo que se encargaba de dar seguimiento a los acuerdos, de elaborar la agenda, la memoria, hacer las convocatorias; pero eran grupos voluntarios. Ese liderazgo colectivo es esencial para asegurar el proyecto, porque cualquiera de ellos puede irse pero quedan otros.
Qué es el liderazgo colectivo
Para mí, liderazgo colectivo es un grupo de voluntarios, comprometidos y dispuestos a facilitar el funcionamiento del trabajo. Es lo que acabamos de decir. En el fondo la idea es que el liderazgo no está para encarnar autoridad, sino para asumir responsabilidades. De esta forma, claro, la autoridad máxima es la asamblea y la asamblea es la que designa qué hacer.
Así es. El grupo que asume el liderazgo es el grupo que está dispuesto a aceptar la responsabilidad. Nadie asigna la responsabilidad a nadie , sino que cada uno mismo se compromete: “yo quiero colaborar”. De esta manera, ese grupo es un grupo de servicio colectivo.