Qué es la restauración ambiental y porqué es importante para El Salvador.

ENTENDIENDO LA RESTAURACIÓN [1]

La Restauración se puede definir como “La mejora continua de las tierras degradadas a gran escala mediante la mejora de las prácticas agrícolas y conservación ambiental de forma que se restablezcan los servicios ecosistémicos y conduzcan un desarrollo humano integral”.

El término Paisaje es sinónimo del término territorio, e incluye no sólo las cuestiones biogeográficas que se dan en una zona o región particular, sino que también considera las interrelaciones culturales, sociales, políticas y económicas. En resumen, los paisajes son fruto de los factores físicos, biológicos y humanos.

La restauración del paisaje es reconocida como una estrategia clave para recuperar la integridad ecológica, para generar beneficios locales, nacionales y globales adicionales. La restauración del paisaje busca mejorar los medios de vida y fortalecer el desarrollo territorial, la seguridad alimentaria e hídrica, y de esta forma se devuelve a los ecosistemas las funciones relacionadas con el régimen hidrológico, se reduce la vulnerabilidad, con impactos positivos en los sectores de agua, energía y alimentos. Así mismo, se recupera la infraestructura natural y la gestión integrada de los recursos naturales que permiten a la población adaptarse a los efectos adversos del cambio climático relacionados con eventos extremos como sequías, inundaciones, aumento del nivel del mar y modificación de los regímenes de agua.

El Salvador comprometido con la Restauración

En septiembre del 2011, fue lanzado el Desafío de Bonn con el apoyo del Gobierno de Alemania, la Asociación Mundial para la Restauración del Paisaje Forestal (GPFLR, por sus siglas en inglés) y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Con esta iniciativa global se establecieron compromisos para restaurar 150 millones de hectáreas de tierras degradadas y deforestadas en el mundo al 2020; y 350 millones de hectáreas al 2030. En el 2012, El Salvador asumió el compromiso de restaurar un millón de hectáreas en el marco del Desafío de Bonn.

El Estado salvadoreño también ha adquirido el compromiso de avanzar en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), donde resalta el objetivo 15 concerniente a gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de tierras y detener la pérdida de biodiversidad; por lo que se requerirá de acciones inmediatas y de largo plazo para garantizar su sostenibilidad. Se espera que la restauración de ecosistemas y paisajes posibilite que el país contribuya simultáneamente a la mitigación y a la adaptación al cambio climático.

El Salvador se ha convertido en un abanderado de la Restauración. Ha sido el país que propuso e incidió por un esfuerzo global de restauración bajo la figura de La Década para la Restauración de Ecosistemas, la cual fue finalmente aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 1 de marzo 2019. La Década se extenderá desde 2021 hasta 2030 y promoverá la ampliación de los trabajos de restauración para abordar la grave degradación de los paisajes a nivel mundial.

Acciones y retos

Para dar soporte a los compromisos anteriores El Salvador cuenta con un marco legal que apoya los procesos de restauración. El artículo 117 de la Constitución de la República impone al Estado el deber de proteger los recursos naturales, así como la diversidad e integridad del medio ambiente, para garantizar el desarrollo sostenible. Asimismo, declara de interés social la protección, conservación, aprovechamiento racional, restauración o sustitución de los recursos naturales, en los términos que establezca la ley.

Se cuenta también una serie de herramientas de planificación, para implementar estas acciones en el campo tal es el caso de al menos 49 técnicas de restauración para los usos de suelo en el país, las cuales se están implementando en los territorios, logrando resultados positivos y un alto nivel de adopción por parte de productores y productoras. Estas técnicas se promueven para que puedan ser retomadas e impulsadas en programas institucionales y proyectos de la cooperación internacional.

En este contexto, es necesario desarrollar procesos de acción conjunta entre el estado y la población local para responder, aprender, y adaptarse. Se trata no sólo de un desafío técnico, y de transferencia tecnológica, sino de un doble desafío institucional y financiero. Este proceso requiere impulsar cambios en la visión y en el modo de gestión de los organismos del Estado salvadoreño, para que la coordinación interinstitucional pase de enunciados a una práctica real, articulándose directamente con la participación organizada de los que viven en los territorios mediante una responsabilidad compartida. Por ello, es esencial entender que la restauración no es responsabilidad exclusiva del sector forestal o de los responsables del manejo de los recursos naturales, sino que compete fuertemente al sector agropecuario.

Para ello resulta clave el trabajo colaborativo entre distintas instancias de gobierno con un fuerte énfasis en la coordinación del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) y el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG). Además, se requiere una importante movilización de recursos financieros flexibles, creativos en el mediano plazo para viabilizar las inversiones e incentivos que garanticen las transformaciones necesarias.

Por lo anterior, además de los instrumentos de planificación y legislación que respaldan el enfoque de la restauración, se requiere de una coordinación interinstitucional efectiva para alcanzar una restauración que abarque a todo el paisaje, incluyendo varios sectores: agrícola, ganadero, forestal y en general de todos los relacionados con el manejo de los recursos naturales. Ello requiere de un nuevo actuar que facilite la implementación conjunta de los ministerios y los actores locales para promover la gobernanza sobre los recursos naturales de diversas actividades que se desarrollan.

En síntesis, las acciones de restauración se deben orientar a la transformación de prácticas agrícolas tradicionales hacia una agricultura sostenible basada en la agricultura de conservación que elimine el uso de la quema, promueva la cobertura permanente del suelo y la diversificación de la producción agropecuaria; fomente la zafra verde en el cultivo de la caña de azúcar, estimule la siembra de árboles frutales y forestales mediante cultivos agroforestales y la ganadería silvopastoril, entre otras, con la finalidad de incrementar la biodiversidad y la salud de los suelos.

[1] Adaptado de Plan El Salvador Sustentable (2018) y Plan de Acción de restauración de ecosistemas y paisajes de El Salvador con enfoque de mitigación basada en adaptación. Proyecto 2018 – 2022 (2017).

Cuatro principios de la sostenibilidad
  • Confianza en la energía solar: el sol proporciona calor y sustenta la fotosíntesis que usan las plantas para proporcionar alimento para nosotros y para otros animales.
  • Reciclamiento de nutrientes: Los procesos naturales reciclan todas las sustancias químicas o nutrientes que necesitan las plantas y los animales para mantenerse vivos y reproducirse.
  • Biodiversidad: una variedad de genes, especies, ecosistemas y procesos ecológicos han proporcionado muchas maneras de adaptarse a las condiciones ambientales cambiantes desde hace 3700 millones de años de la historia de la Tierra.
  • Control de la población: la competencia entre los recursos limitados entre las especies impone un límite de cuánto puede crecer una población.

Miller, T. G. 2007. Ciencia ambiental: desarrollo sostenible. Un enfoque integral. Thomson Editores. México. Pág. 16.

Conceptos básicos de ecología y medioambiente

Ecosistema

El ecosistema es la unidad de trabajo, estudio e investigación de la ecología. Es un sistema complejo en el que interactúan los seres vivos entre sí y con el conjunto de factores no vivos que forman el ambiente: temperatura, sustancias químicas presentes, clima, características geológicas, etc.