El joven Edgardo trabajaba como aprendió, a lo que podía hacer y sin técnica

El joven Edgardo trabajaba como aprendió, a lo que podía hacer y sin técnica

Los hermanos Sáenz se sienten muy satisfechos y entusiasmados de aprender más para mejorar su calidad de vida y la de sus familias.

-Escrito por Ericka Dubon, especialista en comunicaciones, Honduras-

“Aunque sea poco, pero vamos cosechando…” Edgardo

Edgardo y Wilmer Sáenz caminan acompañados por la sombra de la juventud, mientras el sonido de sus risas contagiosas resuena, al igual que el de sus machetes cuando “doblan la milpa”. Al suroccidente de Honduras en la comunidad de Juniguara, ubicada en el municipio de Santa Ana, La Paz, los hermanos Sáenz se dedican con mucho esmero y entrega a producir maíz, ellos forman parte del programa de Agua y Suelo para la Agricultura (ASA) desde el 2016.

ASA además de promover técnicas para la conservación del suelo, ayuda a frenar la migración, permitiendo que los productores puedan ser autosostenibles.

Para Edgardo Sáenz, de 31 años, la experiencia en el programa ha sido positiva, pues antes trabajaba “como aprendimos de nuestros antepasados, a lo que podíamos hacer, sin técnica”, comenta. Destaca que el programa “nos enseñó cómo cultivar la tierra, cómo protegerla, cómo obtener más ganancia. Hemos aprendido a cuidar la tierra, ahora no quemamos, no usamos tanto insecticida y herbicida para no erosionar tanto, utilizamos menos tierra y sacamos más producto, aprendimos a distanciar, hicimos prácticas para fertilizar, gastamos menos abono y nos da mejor rendimiento, eso nos ha ayudado mucho”. El asesoramiento de los técnicos de la Asociación para el Manejo Integrado de Cuencas de La Paz y Comayagua (ASOMAINCUPACO) y Catholic Relief Services (CRS) ha sido vital para promover en cada productor y productora la agricultura de conservación y hacerle frente al cambio climático.

Antes de formar parte del programa, Wilmer Sáenz trabajaba con su hermano mayor. Ahora, a sus 23 años de edad, cuenta con su propia parcela y espera obtener este año de 25 a 30 qq/mz, un incremento alto en comparación al 2018 que obtuvo 7 qq/mz, debido a un periodo de sequía de 55 días. “El proyecto me gusta porque le enseñan a uno cómo fertilizar, el distanciamiento del maíz, de cómo sembrarlo y se notan los cambios, nos ayuda bastante y seguimos aprendiendo”, expresa Wilmer.

La cobertura, la no quema, el mínimo laboreo, la agroforestería, el distanciamiento de la siembra y la fertilización con las 4R, son algunas de las prácticas que fomenta el programa ASA, también recomienda el uso de variedades mejoradas de semilla, como DICTA Sequía, Dicta Ladera y DICTA Guayape.

Al ver las parcelas de los hermanos Sáenz, varias personas de la comunidad han tenido curiosidad por replicar sus técnicas. Además de explicar las prácticas, han compartido variedades de semillas para que los productores las prueben.

“He aprendido mucho y agradezco al programa que nos ha fortalecido bastante y nos ha ayudado a ir sobreviviendo”- Edgardo Sáenz