-Escrito por Julio Coll Coordinador de Cosecha Azul del Socio ASOMAINCUPACO Honduras- La hondureña Hilda Esther Gutiérrez, joven de 30 años y jefa de familia, nos habla del “cambio más significativo” que experimentó con Cosecha Azul. El valor de este aprendizaje nos anima a divulgarlo porque podría tratarse de una experiencia replicable:
“Para mí el Cambio Más Significativo que he tenido como resultado del apoyo del programa Cosecha Azul es el conocimiento adquirido. He innovado en la finca y todo lo aprendido lo he transmitido a los productores. Me siento mucho más comprometida con las comunidades que visito y siento que no puedo fallarles.”
Hilda vive en la comunidad de Arenales, municipio de Chinacla en el Departamento de La Paz, y se desempeña como productora y promotora comunitaria del programa.
Cómo comenzó a innovar nuestra productora
“Recuerdo que en febrero del 2015 llegó un técnico de ASOMAINCUPACO a la comunidad a socializarnos en qué consistía Cosecha Azul. Con mi papá decidimos que valía la pena entrar al proyecto ya que nunca nos habían capacitado o apoyado para que mejoráramos nuestra finca. Nuestra producción, como la del resto de los productores, estaba muy dañada por la roya.
Realizamos análisis de suelos, que nunca habíamos realizado. Lo hicieron todos los productores para conocer las necesidades del suelo. Después de los análisis, se mandó a hacer una formula según la demanda de nutrientes del suelo. Esto ha tenido un gran impacto ya que aumentó el rendimiento productivo de la finca.”
Cómo se convirtió en promotora
“Se me acercó el alcalde municipal con el técnico Danilo Bulnes para consultarme si quería ser promotora comunitaria. Me aclararon que no tendría salario y que solo recibiría un incentivo de 1,500 lps al mes para poder movilizarme a las comunidades. Me comentaron que un mes asumiría la alcaldía el incentivo y el otro mes el proyecto Cosecha Azul. Me motivó que me ofrecieran capacitación en todo lo relacionado al buen manejo del café y de la cuenca. Yo sentía que además de criar a mi hijito y apoyar a mi papá en la finca tenía que hacer algo diferente. No lo pensé y acepté de inmediato.
Una vez seleccionada nos reunimos con las comunidades que me asignaron, en compañía del técnico de Cosecha Azul. Me presentaron a los productores, muchos de los cuales ya conocía, y les explicaron en qué consistía mi apoyo. Recuerdo que muchos me miraban con asombro, quizá por ser mujer.
Después de un proceso de capacitación empecé a replicar lo aprendido con los 24 productores asignados de las comunidades de Arenales y Barrio Nuevo. Además de replicar mi capacitación, visitaba las fincas. Con el tema de manejo de tejidos hubo productores que no estaban dispuestos a permitir que les tocaran el árbol de café. Se habían enamorado al verlos grandes y robustos a pesar de que casi no tenían producción.
Las capacitaciones que realizo son teórico-prácticas a través de las Escuelas de Campo. Cada una de estas escuelas tiene un nombre y una junta directiva. Realizamos una sesión al mes y durante las mismas recordamos el tema de la sesión anterior por si quedan dudas; se imparte además el tema indicado, se visita la parcela y se analiza el agroecosistema.”
Qué capacitación recibió para ser promotora
“Durante el primer año del proyecto recibí cuatro talleres de formación en el Centro de Capacitación Jesús Aguilar Paz del IHCAFE en Santa Bárbara. Los talleres duraban toda la semana y los temas que nos dieron fueron relacionados al ciclo productivo del café. El primero fue sobre manejo de tejidos y sombra; el segundo sobre conservación de suelos y fertilización; el tercero sobre manejo de plagas y enfermedades; y el último sobre diagnóstico productivo, cosecha y poscosecha. Recuerdo que también recibí una jornada de agricultura orgánica para lo cual invitaron a un técnico del Instituto Nacional de Formación Profesional (INFOP).”