El fenómeno de El Niño y la ganadería en Centroamérica

El fenómeno de El Niño y la ganadería en Centroamérica

El fenómeno de “El Niño” siempre genera preocupación en los ganaderos de Centroamérica. Los recuerdos de los últimos eventos de El Niño y sus consecuencias tanto para el ganado como para miles de familias centroamericanas que dependen de la ganadería como medio de vida, aún están presentes.

Los eventos registrados durante 1982-1983, 1997-1998 y más recientemente entre 2015-2016 fueron los más intensos en la historia moderna, causando graves daños en la agricultura y ganadería de Centroamérica.

Los pronósticos actuales continúan advirtiéndonos sobre la creciente presencia de este fenómeno en la región, lo podría provocar sequías severas y prolongadas con temperaturas más altas tanto de día como de noche. El agua será el principal problema durante este evento de El Niño cuya duración no se conoce con precisión, pero se estima que se extenderá hasta finales de 2024. Esto representa un gran desafío para los ganaderos de Centroamérica, especialmente en la región del Pacífico y en el Corredor Seco, una zona que ya está sufriendo los impactos del cambio climático.

¿Cuáles son los impactos esperados en la ganadería basados en experiencias históricas?

La falta de disponibilidad de agua y el estrés hídrico tienen múltiples impactos en las fincas ganaderas. Los más graves son la reducción en la cantidad y calidad de pasto y forraje disponibles para una alimentación y nutrición adecuadas del ganado. Esto puede resultar en una disminución en el peso y la condición corporal de los animales, así como en una reducción en la producción de leche o carne.

Sin embargo, el problema más grande para la mayoría de los pequeños ganaderos es la falta de agua para que sus animales beban. Estos pequeños productores deberán mover sus hatos a largas distancias diariamente en busca de fuentes de agua como ríos y reservorios comunitarios, lo que resultará en un alto gasto de energía para los animales y, consecuentemente, una reducción significativa en la producción de leche y carne. En muchos casos en el pasado, la principal preocupación era simplemente mantener con vida a los animales.

Además de los desafíos relacionados con la alimentación y la disponibilidad de agua, El Niño también puede aumentar la prevalencia de enfermedades y parásitos en el ganado. Las condiciones climáticas adversas, como las altas temperaturas, crean un entorno propicio para la proliferación de enfermedades y la infestación de parásitos. Esto puede afectar la salud general del ganado y requerir una mayor atención veterinaria y medidas de control.

Asimismo, durante un evento de El Niño, las temperaturas pueden aumentar significativamente en algunas áreas y momentos del día. El estrés térmico en los animales, especialmente en razas no adaptadas a climas cálidos, puede afectar su bienestar y rendimiento. Esto puede provocar una reducción tanto en el consumo de forraje como en la actividad de las bacterias en el rumen de los animales, lo que a su vez afecta la digestión y la producción de leche o carne en general. Además, se ve afectada la calidad de la leche, con un menor contenido de grasa y proteína.

El estrés térmico junto con la falta de alimentación y agua también tiene un impacto severo en la reproducción del ganado. Con frecuencia se observa una reducción en la tasa de preñez y un aumento en los abortos, incluida la reabsorción del embrión.

La combinación de impactos de El Niño puede resultar en la muerte de muchos animales y sus crías, dejando secuelas en los hatos ganaderos durante muchos años.

¿Cuáles son las posibles medidas de preparación para los ganaderos en Centroamérica para mitigar los efectos de El Niño en sus operaciones?

Gestión del agua: “¡Cada gota de agua que no se recoja o se desperdicie, hará falta más adelante!” Implementar sistemas eficientes de cosecha, almacenamiento y distribución de agua, como pozos, tanques de almacenamiento o sistemas de riego, puede ayudar a garantizar que el ganado tenga acceso adecuado a agua limpia durante períodos de escasez.

Manejo de pastos de corte y arbustos leguminosos: “¡Necesitamos biomasa y proteína!” Planificar adecuadamente el área de pastos de corte en la finca (por ejemplo, pasto elefante), cosechar en el punto óptimo de calidad y conservarlo como ensilaje.

Conservación de toda la biomasa forrajera disponible: “¡Las pacas de heno y el ensilaje son la base de la alimentación!” Toda la biomasa disponible en las fincas se puede almacenar como heno o ensilaje, incluyendo ensilaje de maíz y sorgo en el estado de madurez lechosa de los granos.

Manejo del pastoreo: “¡Cortar es más eficiente que pastorear!” Planificar y gestionar el pastoreo o el corte del pasto adecuadamente puede ayudar a maximizar la productividad de los pastizales y garantizar una alimentación adecuada del ganado. Esto puede incluir técnicas como el pastoreo rotativo, donde se divide la tierra en áreas más pequeñas y se permite que el ganado pastoree en una sección mientras el resto se recupera. También se puede permitir que el pasto se seque y utilizarlo como heno en pie. Existen especies de pastos que son más resistentes a la sequía (por ej. El Mulato).

Manejo del estrés térmico: Proporcionar sombra adecuada, como árboles o estructuras de sombra, suministrar agua fresca y limpia (si está disponible) y asegurar una buena ventilación en las instalaciones puede ayudar a reducir el estrés térmico en los animales durante períodos de calor extremo. También se pueden utilizar técnicas de enfriamiento, como rociar agua en los corrales o utilizar ventiladores.

Manejo de árboles forrajeros: Los árboles forrajeros son especies que se cultivan para proporcionar alimento al ganado. Su selección, establecimiento y manejo adecuados son fundamentales para asegurar un suministro constante de alimento de calidad para el ganado y maximizar su valor nutricional. Estas plantas tienen un alto contenido de nutrientes y se utilizan como fuente complementaria de alimento durante períodos de escasez de pasto o como parte de un sistema de pastoreo estratégico. Ejemplos de especies utilizadas en Centroamérica son la Leucaena, la Gliricidia y la Morera. También pueden proporcionar sombra.

Monitoreo de la salud animal: Mantener un monitoreo regular de la salud del ganado, como controlar su condición corporal y trabajar en estrecha colaboración con un veterinario, puede ayudar a detectar y tratar enfermedades y parásitos de manera oportuna. Además, es importante mantener un programa de vacunación adecuado para proteger al ganado de enfermedades.

Todas estas medidas requieren una planificación anticipada para preparar las fincas ganaderas para los impactos esperados de El Niño. La planificación no se limita a la etapa inicial, sino que también implica un monitoreo continuo y ajustes según sea necesario. Es esencial monitorear la condición corporal del ganado, su consumo de alimentos y agua, y realizar los ajustes necesarios en la alimentación o el manejo cuando sea necesario. Además, no se debe desechar la posibilidad de reducir la carga animal mediante el descarte de animales.

En resumen, ante la presencia de El Niño, es esencial que los ganaderos comiencen a planificar y tomar medidas para almacenar agua y asegurar un suministro adecuado para su ganado durante el período de El Niño. También es importante planificar y asegurar reservas de alimento, como pacas de heno o ensilaje, para satisfacer las necesidades nutricionales del ganado durante el período de escasez de pasto. Considerar la siembra de árboles forrajeros resistentes también puede ser beneficioso al proporcionar alimento y sombra para el ganado a largo plazo. Recuerda que cada región y finca puede tener desafíos específicos, por lo que se recomienda consultar con expertos locales en ganadería y adaptar las estrategias según las condiciones de tu área.

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